El arte es creación inmedible. La técnica transformó muchas artes en ciencias. La política, por ejemplo. La modernidad con su capacidad de medir las acciones de los hombres hizo que el resultado de la inspiración pasara a serlo de la razón. El hombre puede medirlo casi todo. La política ya no es arte. La eficiencia de los Estados cabe en una fórmula. El nuestro, sin discusión, no pasa ninguna prueba para oprobio de sus dirigentes. Estamos en la cola del mundo en: despilfarro gubernamental, inseguridad jurídica, debilidad institucional. El más optimista no puede evitar ver el mayor de los fracasos. HFigueroa/DL

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