Creyentes e increyentes

Leí alguna vez que los creyentes son a su vez increyentes de alguna manera.

Es decir, como casi todas las religiones se proclaman verdaderas y universales, no hay religión verdadera y universal, salvo la que uno profesa, ya que todas las demás están equivocadas porque son autoexcluyentes, se excluyen sin piedad unas a otras. Pocos admiten que la religión es universal y verdadera en cuanto fenómeno cultural, no en cuanto religión universal y verdadera, que no existe.

“Un ateo de nuestro entorno cultural –dice Pepe Rodríguez- es, básicamente, un ateo católico”. Pero un católico, en un medio musulmán, es un ateo musulmán. Los musulmanes, que respetaron a través de ocho siglos de historia en España a los pueblos de “el libro”, es decir la Biblia , consideran, sin embargo, infieles a cristianos y judíos. Los católicos proclaman que “no hay salvación fuera de la iglesia” –su iglesia-, ni siquiera en las iglesias cristianas. Las iglesias evangélicas se proclaman cristianas en oposición al catolicismo pagano y cesaropapista donde no hay salvación posible. El bellaco de Calvino jura que el ser humano nace predestinado para su salvación o perdición y ahí no hay nada que hacer salvo joderse o no haber nacido. Los judíos son tan nacionalistas que tienen un dios personal al cual no lo venden, ni lo prestan, ni lo alquilan ni lo comparten porque es el dios del pueblo elegido. Los demás son gentiles. Otra forma de ser ateo.

Las religiones africanas, las del África negra, no cuentan para los occidentales a pesar de que son más antiguas en miles de años. El vudú, religión sincrética del proletariado haitiano, a medio camino entre ritos africanos y el catolicismo, no cuenta para los racistas más que como manifestación de brujería y folklore.

A través de la historia se ha demostrado que la creencia en muchos dioses es tolerante, el politeísmo es democrático. Sólo el monoteísmo es intolerante. “La iglesia católica –dice Pepe Rodríguez- no comulga con la tolerancia”. La mayor parte de las religiones tampoco.

La excepción, en términos de tolerancia, sería el caodaísmo en Vietnam, del cual habla Bernardo vega en un artículo publicado hace unos años:

“Sorpresa sí fue encontrar en un país esencialmente budista, pero con minorías confucionistas y católicas, a otra religión minoritaria que sólo existe allí y en comunidades vietnamitas en el extranjero: el caodaísmo.

En su catedral están Jesucristo, Buda, Moisés, Mahoma, Confucio y otras figuras religiosas, pues se trata de un sincretismo del taoísmo, el budismo, el confucionismo, el cristianismo, el islamismo y el judaísmo... Los caodaístas creen que sólo hay un Dios y que éste se ha manifestado a través de diferentes personas en el tiempo.”

Yo me suscribiría a esa religión si no fuera panteísta a la manera de Fernando Pessoa o de nuestro gran poeta Domingo Moreno Jimenes que hablaba siempre de la religión de la poesía y alcanzó la santidad por vía de la poesía, la santidad de la poesía. Pessoa es el que habla por mí en “Poemas de Alberto Caeiro”. Me mueve y me conmueve, me conquista para siempre a su fe:

No creo en Dios porque nunca lo he visto. / Si él quisiera que yo creyese en él / Sin duda que vendría a hablar conmigo, / Empujaría la puerta y entraría / Diciéndome: ¡Aquí estoy¡ / (Tal vez esto suene ridículo / Para aquel que, por no saber lo que es mirar las cosas, / No comprende al que habla de ellas / Con el modo de hablar que enseña el verlas de verdad.) / Si Dios es las flores y los árboles, / Los montes, el sol y el claro de luna, / Entonces creo en él, / Creo en él a todas horas, / Toda mi vida es oración y misa, / Una comunión con los ojos y los oídos. / Pero si Dios es los árboles y las flores, / Los montes, la luna, el sol, / ¿Para qué lo llamo Dios? / Lo llamo flores, árboles, monte, luna, sol. / Si él se ha hecho, para que yo lo vea, / Sol y luna y árboles y montes, / Si él se me presenta como árbol y monte / Y claro de luna y sol y flor, / Es porque quiere que yo lo conozca / Como árbol, monte luna, sol, flor, / Y yo lo obedezco. / (¿Sé yo más de Dios que Dios de sí mismo?), / Lo obedezco viviendo espontáneamente, / Como uno que abre los ojos y ve, / Y lo llamo luna y flor y árboles y montes / Y lo amo sin pensar en él / Y lo pienso con los ojos y los oídos / Y ando con él a todas horas.

…………………………….

(Loado sea Dios porque no soy bueno / Y tengo el egoísmo natural de las flores / Y de los ríos que siguen su camino / Preocupados, sin saberlo, / Sólo en florecer y correr. / Esa es la única misión del mundo, / Esa –existir claramente. / Y saber hacerlo sin pensar en ello.) Pedro Conde Sturla/CD


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