Indexar es el verbo de moda, y a pesar del revuelo que ha causado, resulta que es un verbo de lo más insignificante. Es tímido, ordenado y metódico. Es el burócrata del diccionario, el verbo al que le cae el trabajo más aburrido de la oficina. No tiene brillo, ni protagonismo, ni iniciativa... La única licencia que se permite es tener una X.
Porque "indexar", sencillamente significa "hacer índices". Claro que, sometido a un proceso de "conceptualización" adecuado puede transformarse en el verbo vedette de la temporada: el que asusta y monta bronca, el que sirve para subir precios o impuestos y el que motiva a hacer llamados de huelga a los fenatrados o convocar mesas de diálogo a Monseñor.
Él, un verbo tan acostumbrado a estarse calladito, haciendo listas y clasificando por orden de llegada o de salida a las demás palabras... se ha visto en medio del huracán. Unos quieren indexar a toda costa y los otros se resisten.
Él trata de explicar que no tiene nada que ver con eso, que le están confundiendo con otro, quizá con "subir" o con "aumentar" y que desde luego no son intercambiables. (Y en eso tiene razón, usted no puede decir "he indexado unas libritas" cuando engorda.)
Indexar quiere volver a su apacible existencia. A revisar tranquilamente que todo esté en orden. Tiene un primo más travieso, "indizar", que si se conceptualiza adecuadamente y a tiempo, podría indicar que alguien nos está tomando por indios. Pero esa es otra historia. IAizpun/DL
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