El hombre es un animal copista. La mayoría de las conductas sociales se reproducen por efecto contagio. Imitamos lo que parece tener éxito. Lo peor, no necesariamente tiene que ser moralmente aceptable la conducta imitada. El pragmatismo de nuestro tiempo adormeció la conciencia moral. El concepto de utilidad personal es el que prima para elegir una vía de actuación. El gregarismo característico de la especie humana sufrió un vuelco en su esencia. El de antes procuraba beneficiar a todos para beneficiarse uno; el de ahora, beneficiarse de todos. Es por eso que el concepto de bien común es tan poco común. hfigueroa/DL
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