


San Francisco de Macorís, (LD).- ¿Qué puede hacer que un joven de 20 años no abandone nunca el barrio? ¿Es acaso el temor? ¿Es tal vez la soledad de la marginación? En el caso de Roberto, su aislamiento de todo lo lindo, rico y productivo de su provincia se deriva de su involucramiento con un “negocio” que reduce de plano su expectativa de vida.
Roberto vende drogas, huye de la policía porque, según dice, él no paga los “peajes” que ellos supuestamente reclaman.
Representantes de la dotación policial de la zona dicen que los medios de comunicación exageran, que la situación no es tan grave como la pintan. Pero el mayor de la Dirección Nacional de Control de Drogas, Oscar Tejeda, se confiesa soprendido de la cantidad de puntos de droga que ha llegado a cerrar en una sola semana o de las personas que somete en siete días.
La comunidad se debate entre los extremos de unas posibilidades económicas que no alcanzan a todos, y una marginalidad que ahoga, que hace que muchos y muchas sientan que no hay salida. Leer más
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