Es insólito que el Ministerio de Educación pretenda excluir del debate sobre la reforma educativa a lingüistas, literatos y otros profesionales de la lengua. Se trata de un gesto de intolerancia y censura, que contrasta con la comprensión, precisamente una de las principales funciones de la enseñanza. Educación planteó que el debate sobre los textos integrados se limite a especialistas en alfabetización a nivel inicial. La doctora Liliana Montenegro y la asesora y ex titular de Educación, Jacqueline Malagón, advirtieron que el tema de los textos integrados es competencia estrictamente de especialistas en lectura y escritura, “no de lingüistas generales ni de literatos”. Montenegro fue la responsable del proyecto de “Escuelas efectivas en lengua española para la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra”, uno de los referentes en que se basó Educación para la controversial reforma. La inadmisible restricción es un nuevo giro del encendido y necesario debate. EN
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