La osadía de los sicarios

La osadía de los sicarios en el caso Figueroa Agosto no tiene límites. La última de sus obras macabras fue el asesinato del propietario de la popular panadería "La Francesa", que cayó junto a un guardián y a un mensajero que estaba en el lugar y a la hora equivocados.

Asesinar a una persona en una de las intersecciones más transitadas de la capital, dos días antes de las elecciones es, al mismo tiempo, una osadía y una provocación.

Osadía, porque asesinar a una persona en un lugar lleno de personas y de automóviles, indica que los sicarios tenían los medios para abrirse paso en medio de cualquier tapón, comunes en esa intersección.

Provocación, porque a dos días de las elecciones, los sicarios y sus jefes sabían que las autoridades y el país estaban en otra cosa.

La lección de todo esto es que quizás las autoridades deben dejar de preocuparse tanto por José Figueroa Agosto y dedicarse a buscar con más ahínco sus representantes aquí, ésos que cumplen sus órdenes o deciden por sí mismos cómo resolver los temas que los perjudican.

Por su acceso a armas y al conocimiento sobre operaciones militares, estos caballeros deben tener acceso a altas esferas del poder, así como a la contratación de "expertos" extranjeros.

Y aparentemente, existen escapes en las investigaciones que les llegan a estos señores.

El Estado dominicano tiene que actuar con más firmeza e inteligencia, porque aparentemente, otras naciones no están cooperando en la forma en que se esperaba de ellas. DL

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