Los países ricos, que inventaron ese cuento, ahora no creen en eso

En Francia, "Tierra de Asilo", el gobierno ha lanzado un debate acerca de la identidad de los franceses. Eso ha creado un verdadero escándalo. Ahora el asunto es saber quién es francés. Se ha dicho que ese tema es un pretexto para cazar y expulsar a los inmigrantes y, concretamente, para agredir a los miles de musulmanes que, por razones históricas residen en ese país. Ahora se ha ido más lejos. El gobierno se propone quitar la nacionalidad a los delincuentes franceses de origen extranjero.

Parecía ser de otra época la ley de Arizona contra los inmigrantes. Es una manifestación de xenofobia y racismo hoy inexplicable. Ahora pretende ser imitada por otros Estados de Estados Unidos.

Mientras, Europa se estrecha, estrechando filas contra los extranjeros. Endurece las medidas para protegerse de la masiva inmigración.

Nadie quiere abrir las fronteras y los corazones a los empobrecidos países. Los desamparados del mundo oyeron decir que el mundo estaba globalizado. Pero, al parecer, entendieron mal. Los países ricos, que inventaron ese cuento, ahora no creen en eso. La Unión Europea como bloque, o cada país por separado, cierra sus puertas a la ola de asiáticos, africanos, árabes y latinoamericanos que llega a en busca de la tierra prometida.

El Alemania la exigencia idiomática es uno de los mayores obstáculos para acceder a la ciudadanía. En Inglaterra desde noviembre de 2005, todos los solicitantes de ciudadanía tienen que superar una prueba que certifique un conocimiento aceptable del inglés y el conocimiento suficiente de la cultura y de las costumbres de Reino Unido.

El Gobierno italiano ha establecido una disposición que regula el permiso de residencia de los extranjeros mediante la acumulación de determinada cantidad de puntos de buena conducta. En España los trabajadores extranjeros, hasta ahora, no están obligados a firmar ningún contrato de integración, como en otros países de la Unión Europea, pero el Partido Popular amenaza con exigirlo y redoblar las medidas contra los inmigrantes .

¿Qué le estará pasando al mundo? La era de la globalización se anunció hace décadas como una puerta abierta a través de las fronteras reales e imaginarias existentes entre los países y las culturas. La promesa era ampliar los intercambios entre personas, objetos e ideas hasta posibilidades jamás presentidas en épocas pasadas.

Vivimos así la gran paradoja de la época: a pesar de la INTERNET y los numerosos acuerdos de integración, los países ricos tienden a cerrase, a volverse cada vez menos abierto, en perjuicio de la indetenible migración. A medida que en el mundo aumenta la comunicación, aumenta la desglobalización de la solidaridad. Manuel Matos Moquete/DL

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