En mi opinión, dos son los factores principales de la subida del precio del petróleo: la debilidad en el valor de cambio del dólar estadounidense y la liquidez que la Reserva Federal está poniendo en circulación.
El dólar es débil como consecuencia de un gran déficit presupuestario y comercial cuyo final escapa a la voluntad política estadounidense. Como los abusos han ido desgastando el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva, los vendedores piden más dólares como cobertura ante su valor de cambio a la baja y las pérdidas extremas en la categoría de la moneda de reserva.
En un esfuerzo para impedir una recesión grave y nuevas crisis de los productos derivados, la Reserva Federal está volcando una liquidez que sirve para financiar la especulación de futuros contratos petrolíferos. Los bancos inversores y los fondos de especulación de alto riesgo están restaurando sus dañadas estructuras de capital con los beneficios obtenidos de las especulaciones en futuros contratos petrolíferos altamente apalancados, al igual que hacen los especuladores inmobiliarios impulsando contratos que hacen subir los precios de las casas. La futura burbuja petrolífera acabará también reventando y, con un poco de suerte, antes de que se creen nuevos derivados sobre la base de los altos precios del petróleo.
Hay otros factores que afectan al precio del petróleo. La perspectiva de un ataque estadounidense-israelí contra Irán ha aumentado la demanda actual que busca almacenar existencias para estar preparados ante una interrupción de los flujos. Nadie sabe las consecuencias de un acto de agresión tan abocado al fracaso, y esa incertidumbre está empujando al alza el precio del petróleo porque todo el Oriente Medio podría verse implicado en la conflagración. Sin embargo, las instalaciones de aprovisionamiento son limitadas y el impacto sobre el precio de amplios inventarios tiene también un límite.
El Ministro del Petróleo saudí declaró recientemente: “No hay nada que justifique el actual aumento de precios”. Lo que el ministro quiere decir es que no hay escasez ni interrupción de suministros. Quiere decir que no hay razones reales distintas de las especulativas o psicológicas.
La subida en el precio del petróleo coincide con un período de intensificadas agresiones de los ejércitos estadounidense e israelí en Oriente Medio. Sin embargo, el salto mayor se ha producido en los últimos 18 meses.
Cuando Bush invadió Iraq en 2003, el precio medio del petróleo ese año era de unos 27$ por barril, o de 31$ si tenemos en cuenta el ajuste de la inflación en dólares de 2007. El precio subió otros 10$ en 2004, hasta llegar a un precio medio anual de 42$ (en dólares de 2007), otros 12$ en 2005, 7$ en 2006, y 4$ en 2007, hasta alcanzar los 65$. Pero en los últimos meses el precio ha subido más del doble, hasta alcanzar los 135$. Resulta difícil explicar, en otros términos que no sean los especulativos, un salto en el precio de 70$.
Los precios del petróleo fueron altos en el pasado. Hasta 2008, el record mundial del precio del petróleo fue de 104$ en diciembre de 1979 (medido en dólares de diciembre de 2007). Recientemente, en 1998, el precio real del petróleo era más bajo que en 1946, cuando el precio nominal del petróleo era de 1,63$ por barril. Durante el régimen de Bush, el precio del petróleo, valorado en dólares de 2007, ha aumentado desde 27$ a aproximadamente 135$.
Es posible que el aumento en el precio del petróleo pudiera haberse ido sujetando, antes del reciente salto, por las expectativas existentes de que los demócratas acabaran finalmente con el conflicto y pudieran contener a Israel, logrando en Oriente Medio la paz y justicia para los palestinos.
Ahora que Obama ha comprometido su lealtad con el AIPAC [*] y asumido la posición de Bush hacia Irán, el alto precio del petróleo podría convertirse en una predicción de que la política israelo-estadounidense terminará provocando interrupciones sustanciales en el suministro de petróleo. Es más, las recientes declaraciones israelíes alegando que era “inevitable” un ataque contra Irán hizo que el precio del petróleo subiera de golpe otros 8$.
Quizá más difícil de entender que el alto precio del petróleo sean los bajos tipos de interés estadounidenses a largo plazo. Las tasas de los intereses estadounidenses están actualmente por debajo de la tasa de inflación, por no hablar del expuesto valor de cambio del dólar. Los economistas que dan por hecho intervenciones racionales en mercados racionales no pueden explicar por qué los prestamistas aceptarían indefinidamente tasas de interés por debajo de la tasa de inflación.
Desde luego, el gobierno estadounidense no facilita a sus ciudadanos cifras reales de inflación; no las conocen desde que la administración Clinton manipuló el Índice de Precios al Consumo (IPC) para contener los pagos a la Seguridad Social, negando así a los jubilados los ajustes debidos en sus pensiones a causa de las subidas del coste de la vida. Según el estadístico John Williams, si se utilizara la medida del IPC de la era anterior a Clinton, se llegaría a un IPC actual de alrededor del 7,5%.
Si se subestima la inflación, se logra que el crecimiento real del PIB parezca más alto. Si se midiera adecuadamente la inflación, probablemente, EEUU no habría experimentado ningún crecimiento real del PIB en el siglo XXI.
Williams informa que, durante décadas, las administraciones políticas han venido amañando los datos sobre inflación y empleo para hacer que parecieran mejores. El efecto acumulativo ha ido privando de veracidad a esas medidas. Entonces, si es que yo entiendo bien a Wiliams, tanto las tasas actuales de inflación como las de desempleo, si se midieran como se hacía originariamente, estarían alrededor del 12%.
Al bombear dinero en un esfuerzo por evitar la recesión y ocultar los problemas del balance, la Reserva Federal está forzando los precios de las materias primas y de los alimentos en general. Pero los ingresos reales estadounidenses no están creciendo. Incluso sin los puestos de trabajo en el exterior, la política económica estadounidense ha colocado al grueso de la población camino de niveles de vida más bajos.
La crisis que amenaza a EEUU es la pérdida del papel mundial de su moneda. Una vez que el dólar pierda ese papel, el gobierno estadounidense no va a poder financiar sus operaciones pidiendo prestado en el exterior, y los extranjeros cesarán de financiar el masivo déficit comercial estadounidense. Esta crisis acabará con Estados Unidos como potencia mundial.
Paul Craig Roberts . . . . Fte: Rebelión
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